divendres, de juny 10, 2005

De Rosas y de Claveles

De Rosas y de Claveles.

Escucha esta piel, de un oro viejo,
es nuestra piel, hecha con el mismos barro
que moldeó el odio que nos traga.
Pasto somos de su hambre,
la sangre fertiliza su delirio,
madre que devoras a tus criaturas
para secar toda esperanza de tu espinazo.
El nervio con que nos acunas
es la memoria de una raíz
que penetra en tierra baldía
para luego escupir flores de ira.
Contrasta el color de tu cielo
con la negra alma de tus vástagos,
por siempre heridos con tus mentiras
que nuestros ancestros creyeron.
Aquella juventud malograda
por los vicios de tu estirpe,
calla sepultada bajo terrones
donde sólo hallas desiertos.
¿Dónde hallar a tus hermanos,
que huyeron hacia las cuevas,
para guarecerse del escalofrío
que como un espanto recorre este nervio?
Podredumbre marchita,
si no hay fe en tus palabras,
queda un himno sin nombre,
una derrota en ruinas,
bajo un sol viejo y fulgente,
que dora, de rosas y de claveles,
la vieja canción ya olvidada.